miércoles, septiembre 05, 2012

Muerte

Finalmente, rendida entre mis ásperos brazos, me has concedido el don de tu mirada, muerte, extraño sueño que perturba a los hijos de dios. Te he rondado tanto tiempo, tantos años, como un silente Cyrano que ronda la silenciosa casa de la amada y tras de aquellas puertas infranqueables, algún vez, logra verte pasar, apenas sombra en las luces de mis ojos que se están apagando. Es cuestión de horas, cosa de momentos. El amor es cosa dolorosa, empero todo se trata del amor, todo empeño, toda historia, toda tinta gastada, toda fatua pasión.

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