Dejo mis brazos caer

Dejo mis brazos caer. Dejo que el aire frío cale mis huesos más allá de lo soportable, para que me duela y en el dolor sentir que estoy vivo, que no soy un juego mental de algún satírico fantasma. Dejo mis brazos caer, caigo por la pendiente. Toda la vida no es sino una garganta que te traga y te disuelve y te destruye. Los buenos momentos son sólo el chiste cruel de algún satírico fantasma.

Hogar

Tú eres mi hogar | Y huelga decir que en un hogar de dos deben haber dos alimentando la misma hoguera | La misma hoguera que resguarda del frío y de las bestias | La misma hoguera que alimenta los abrazos y los besos, que ilumina las palabras en cada conversación, que calienta el guiso de los recuerdos que se construyen. Tú eres mi hogar, mi remanso, mi cobijo | En ti me blindo de las inclemencias de la vida, me fortalezco para afrontar los contratiempos.

Algo se ha roto

Algo se ha roto dentro de mi y duele como si todos los dolores de éste y otros mundos se conjugaran en un solo maleficio | Algo se ha roto dentro de mi y ha quebrado mi alma en miles de fragmentos que se han desparramado por entre mis pensamientos y divagares | Hoy no tengo ánimo ni para ejercitar la voluntad de estar vivo; hoy soy un hombre muerto caminando |Algo se ha roto dentro de mi, tal vez la fe, quizás la esperanza, las mismas putas que siempre me levantan tras cada caída y luego desaparecen cuando la realidad cobra su parte | Volví a ti cuando tomé conciencia que no sólo eras mi mujer, sino mi hogar | Volví a ti cuando desgarré todas mis armaduras y constaté que mis heridas se cerraban con el bálsamo de tus besos |Pero he aquí que algo se ha roto dentro de mi y duele como si todos los dolores de éste y otros mundos se conjugaran en un solo maleficio | Algo se ha roto dentro de mi, algo se ha quebrado, algo que me aplasta contra la tristeza más honda y me tatúa las pupilas con una sombra mortecina que oscurece toda la escena | Algo se ha roto y ahora mis pasos arrastro por el pavimento y mis brazos caidos caen hacia el abismo que había quedado atrás.

Señor de las tragedias

Mi corazón, Señor de las tragedias, no sabe cómo sobrevivir a la esperanza. Mi corazón, negro testigo del silencio, sabe de silencios y escondrijos. Mi corazón, Señor de los espejos busca su reflejo en los espejos del mundo, y el tiempo se le pasa.

Necedad

¿Cómo amor, burdos payasos nosotros, no dejamos nuestro orgullo ciego y permitimos que escape un fuego cuyas chispas se derraman sobre todo?

Testamento

La sangre de la noche me gotea la cara, con racimos de estrellas apagadas y pinta mi frente su luz triste. He perdido mi centro, he perdido las ganas. He perdido la vida. Nada dejo, nada soy, nada tengo. Mi testamento está vacío.

A la tumba.

Al final, el final. Me llevo mi amor a la tumba. Mi amor de errores, desaciertos, equivocaciones, miedos... pero lleno de esperanza. Aunque la esperanza sea la que, agonizante, me empuje a la tumba. Adios amor, en esta hora indefinida, adios amor.