Insomnio

Antes que amaneciera ya estaba en las palabras, amasando sus estratos, sustratos, evidencias y misterios. La luna se desmarcaba de las nubes nocturnas, cargadas de lluvia. El sabor del tabaco mordisqueaba mi lengua. Estaba aquí, en un momento de detenimiento, inclinado hacia adelante mirando estas ventanas que no llevan a ningún paisaje.

Antes que amaneciera el aroma de la noche estaba dando sus últimos suspiros y el insomnio me hacía buscar excusas para justificar mi divagar por las teclas.

Desbaratado

Estoy desbaratado por el frío en esta hora de encierros
con pájaros azules que aguantan en silencio estoico
mi hambre de guerra.

Y sin embargo me hace cosquillas
el roce de tu sonrisa encajada en mi memoria
como una oración involuntaria;
no te espero
pero te estoy esperando
encaramado en el minutero de este reloj vacío de tiempo
que decora la pared.

Estoy desbaratado como un tropel de palabras lanzadas al viento
con la carne marchita por los años
y un recorrido de escalofríos recorriendo mi espina dorsal.

Las sombras me roban tu abrazo
horadando mi carne ajada con un tacto perverso;
se rompe mi corazón en fragmentos sucios
sangrando néctar de invierno y vino tinto.

La flor de la existencia se abre en mi pupila
regada por saliva gastada y sal
y desbarata mi aliento cansado
abierto al silencio burlón que me significa tu recuerdo.

Mas no te espero.

Me desbarato
mis pestañas se aprietan
eliminando los espejismos
de tu cintura embebiendo mi boca.

Esquivo esquirlas que hielan mis venas
y me consuelo
dibujando un apocalipsis en el aire
con la ceniza ardiente de un cigarro.

Mas
no te espero.