martes, marzo 27, 2012

Anoche la noche

Anoche la noche me vio desertar. Me abrí a una muerte distinta, a una muerte con domicilio conocido y triste como los ojos de un dios derrotado.

No hubo dramas mayores, fuegos de artificio, ni grandes tramas históricas. Simplemente me hice prescindible para tí. Y el poco ego que me quedaba se asfixió con tu libertad. Y el tiempo se agrandó en cada espacio cuando se detuvo mi corazón mientras tu mirada se iba retorciendo de arrepentimiento por la piel dada y mi alma se iba lejos, lejos, quién sabe cuán lejos.

Después, todo más claro: morí.

Archivo del Blog