sábado, noviembre 12, 2011

CUESTIÓN DE FE

Si es una cuestión de fe
ella me despertó el alma en cosa de segundos
no con el brillo frágil de la carne sino con una súbita sensación de paz.

Si es una cuestión de fe
ella me dio ganas de tener ganas, de levantarme y andar
tal vez de creer y salir por un rato del abismo.

Pero ahora sentado entre papeles, tintas y mis viejos libros
me siento como gato encerrado.

Por unos instantes quise ser domesticado
y Saint Exupery se me hizo familiar.

Sentí en los labios el acero del absurdo:
las húmedas calles de París me parecieron un espejismo inútil
porque me dieron unas ganas locas de haberlas caminado con ella
y ¡¡jajaja!!
en medio de mis arrebatos me sentí como un idiota feliz
por lo surrealista de esas ganas.

Si es una cuestión de fe
mi fe hace rato que anda perdida por ahí
divagando entre callecitas y cafés antiguos.

Si es una cuestión de fe
durante ese largo rato en que ella fue el centro
mi cabeza tenía sustento y horizonte.

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